sábado, 3 de diciembre de 2011

Efectos secundarios Rosa Beltran

No me gusta leer.

Me costó mucho decidir lo que opinaba de éste libro, es algo confuso, el personaje se mezcla, los nombres salen de la nada, un parrafo es de acción y el siguiente un ensayo, pensé que estaba dificil o a la mejor no le estaba poniendo la atención necesaria, al final, puedo decirles mi sentencia.

Supuestamente es la historia de un presentador de libros, pero no nos cuenta su historia sino más bien su parecer de la vida, aveces es un hombre, aveces una mujer, se la pasa citando personas, luego se mete en los problemas del país, va y viene. Necesité más concentración para entenderle de lo que normalmente requiere una novelita, ¿eso lo hace bueno? no creo ¿no tienes un amigo tonto que necesitas mirar fijamente para saber lo que te trata de comunicar? yo si.

Pero entonces recordé el anuncio de su editor: Kafkiano, un escenario kafkiano, lo entendí todo e iluminado exclamé oh! entonces de eso se trata: es una porquería pretenciosa.

No se por que la gente piensa que citando a algún autor, inmediatamente se vuelven personas más cultas, normalmente haría un chiste ahí, pero no me dan ganas, es tonto, a la autora le pasa exactamente lo que al personaje, pierde identidad al referirse a sus influencias, cualquiera puede citar, si lo dudan, miren  twitter. Luego me confundí con sus cambios de personaje, pero recordé: novela absurda, claro, muy ingeniosa (quisiera que existiera un símbolo gramatical que significara sarcásmo, supongámos que es / ). Después se mete en problemas sociales haciendo referencias de eventos actuales, de verdad, ridículo: "cómo aquella vez que aparecieron setenta y dos cadáveres", guiño guiño.

También tiene un recurso curioso y es que se burla de sí misma, he aquí un ejemplo: En alguna parte, dice que en una novela no DEBEN de confundirse los personajes, no lo dice pero sabemos que se refiere a su propia obra, es una buena idea, me parece ingenioso cuando lo hacen, pero por alguna razón en ella me molesta, creo que la autora piensa que no todos lo notarán, esa arrogancia me es repulsiva, creerse listilla es cómo cuándo un chico se creé galán: desagrada aunque lo sea. te dices, vamos hombre, no es para tanto.

No detesté la obra, me parece una buena idea pero mal realizada, (cliché detector, activado) la manera en que los cintillos y las narcomantas se entrelazan, es buena, también el que el protagonista de manera inconciente hable de cosas que no le interesan propiamente (la violencia, su entorno social) me parece de lo más rescatables, pero no se si la señora rosa sea conciente de eso, de ser así, le otorgo un punto en su escrito.

Entonces, en resúmen, ¿es bueno o malo el libro? imaginen su postre favorito, ahora su bebida preferida, en seguida su comida favorita, ahora metanlo en la licuadora y cománlo ¿a que sabe?
Si la autora hace un ensayo sobre el arte de la lectura, un libro de crítica social, una novela corta o cuento largo y un reboot a kafka ¡pero por separado! tal vez me guste.

Y de un lector a otro, quiero dejar un punto aclarado, nuestr@ heroe se la pasa la mitad del libro diciendo lo mucho que adora leer, que le encanta perderse en el flote mágico de una balsa de papel (/), discurso que siempre me ha parecido falso, como un monton de artistuchos de novelas recomendando libros cuándo en su manera de hablar, se descubre su pobreza cultural. En lo personal, me gusta comparar a la lectura con el cigarro: No me gusta leer, al menos no todo el tiempo, aveces sí: en la noche, a solas, inmediatamente después de mis alimentos, pero otras muchas veces, sólo es una necesidad, un estúpido vicio que el cuerpo me pide y que sin duda, irá a costarme la vida algún día.

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